viernes, 19 de julio de 2013

Políticas del cuerpo, maternidad y familia: el caso de las mujeres reclusas

María Ruiz Torrado, doctoranda en antropología (Universidad del País Vasco), informa sobre el curso de verano con mujeres presas:
Continuando en la línea de otros años, la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) ha vuelto a celebrar un curso de verano en el Centro Penitenciario Madrid I - Alcalá de Henares, para las propias mujeres presas, además de alumnado externo. Del 8 al 10 de julio, bajo el título “Políticas del cuerpo, maternidad y familia: el caso de las mujeres reclusas”, se ha tratado de realizar un acercamiento a la(s) realidad(es) de las mujeres privadas de libertad, y visibilizarlas, ya que pocas veces suelen ser escuchadas y tenidas en cuenta.Aunque el encuentro ha sido organizado por el departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED en Madrid, ha contado con una perspectiva multidisciplinar. Así, en las ponencias se han abordado diferentes puntos de vista, que han dado pie a profundizar en las relaciones de las mujeres con su cuerpo, la forma en que cada una elabora su propio relato de vida, las vivencias en torno a la maternidad, y la violencia machista.
La primera jornada comenzó con la filósofa Ana de Miguel, que desarrolló algunas ideas sobre las dificultades de percibir las desigualdades en las sociedades formalmente igualitarias –como la nuestra–. Tras ella, la antropóloga María García Alonso realizó una aproximación al trabajo de la memoria, en relación a los relatos de vida. Estas dos ponencias dieron lugar a un debate sobre las vivencias en torno a la dependencia y la autonomía, en el marco de las relaciones familiares y de pareja.
Al día siguiente, la también antropóloga Sandra Fernández García presentó un análisis sobre la represión sufrida por las mujeres durante los primeros años del régimen franquista, tomando como eje las diferencias por género. Continuó Elena Hernández Corrochano con una serie de reflexiones sobre la construcción del modelo hegemónico de maternidad, desde el punto de vista de la antropología del género. Tras ellas, el sociólogo Luis Mena Martínez planteó el que probablemente resultó el momento más divertido del encuentro, haciendo participar a todas las personas asistentes en un pequeño taller-teatro sobre los problemas para poner en marcha políticas de igualdad. Y cerró la jornada Teresa Sansegundo, profesora de Derecho, abordando el tema de la violencia machista; intervención que, sin duda, removió mucho emocionalmente a las presentes.
El tercer y último día de curso fue especialmente enriquecedor. Comenzó con la ponencia de la socióloga Ruth Alvarado Sánchez sobre el desarrollo histórico de la institución penitenciaria en el Estado español, y las discriminaciones de género que las mujeres encarceladas han sufrido y sufren todavía en la actualidad. Todas las personas asistentes, y sobre todo las mujeres presas, escucharon con gran interés y atención esta presentación. Muchas afirmaron con la cabeza los comentarios de la investigadora sobre algunas de las desigualdades de género que existen en prisión, y al terminar, aplaudieron con entusiasmo. Esta intervención, además, animó a algunas de las presentes a compartir sus impresiones. Hablaron sobre las carencias formativas, ya que aunque se invierta en cursos y talleres, ellas siguen realizando los «trabajos residuales» que los hombres rechazan; mencionaron también las diferencias entre hombres y mujeres en prisión, subrayando que ellas tienen «un campo más cerrado» y que todo les cuesta más que a ellos; y no dejaron sin denunciar el rechazo social que sufren y que dificulta su vuelta a la vida fuera de los muros carcelarios. En sus propias palabras, «la sociedad no nos acepta y es por eso que hay dificultades para readaptarse», «la gente se te aleja» y «te rechaza», «nosotras vamos a tener siempre las de perder, porque la gente se imagina siempre lo peor, que la persona que está en prisión ha hecho lo peor».
Cerrando el curso, el terapeuta familiar Rafael Parra invitó a reflexionar sobre el reencuentro y la reunificación familiar tras el periodo de reclusión. A través de pequeños grupos compuestos por mujeres «internas y externas», brindó a unas la oportunidad de expresar y dar a conocer sus vivencias en torno a la maternidad y las relaciones familiares, y a otras la de acercarse a esas experiencias. Este taller también planteó algunos claves, como que «estar presa no significa ser una mala madre» o que, en prisión, «una se siente muy impotente».
No cabe duda de que en los tres días que duró el curso se trataron temáticas muy interesantes. Quizá, hemos echado de menos profundizar en la complejidad y los matices de algunas cuestiones, y asimismo, creemos que una mayor presencia de las teorías feministas habría aportado más elementos de análisis y más base para el debate. También echamos en falta más momentos y espacios para la interacción entre «las de dentro y las de fuera». Pero, en cualquier caso, estos encuentros –tan necesarios– siempre resultan importantes y provechosos; y no puede olvidarse que el hecho de que el curso haya tenido lugar dentro de un centro penitenciario –algo bastante inusual– lo hace también especial y relevante.
Como asistente «externa», sin duda, ha sido todo un lujo poder reflexionar junto a las mujeres encarceladas, con ellas, sobre sus experiencias y vivencias. Así, confiamos en que se continúe trabajando en el reconocimiento de las mujeres reclusas, desde el respeto y la solidaridad.
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